Con la contundente derrota de Javier Milei en la provincia de Buenos Aires, donde su partido Libertad Avanza apenas alcanzó el 34 % frente al 47 % del peronismo, el mercado está en alerta: los próximos movimientos del gobierno en materia cambiaria y monetaria serán clave para sostener la baja de la inflación y encaminar el orden macroeconómico. Esta elección provincial ha adquirido dimensiones simbólicas —representa casi un tercio del PBI y al 40 % del electorado nacional— y su resultado pone en duda la capacidad política de Milei para impulsar sus reformas más ambiciosas.
Los mercados ya muestran signos de nerviosismo: el índice Merval cayó más de 14 % en agosto, los bonos registran alzas en sus rendimientos por encima del 13 %, y el peso resintió una depreciación del 6 % tras el escándalo que sacude el entorno del presidente, vinculado a su hermana Karina Milei. A esto se suma una intervención poco convencional del Tesoro en el mercado cambiario —vía liquidez fiscal, no reservas del Banco Central— para estabilizar el tipo de cambio cercano a $1.363 por dólar, una medida que inquieta a los analistas por su carácter desinstitucionalizador.
Pero el contexto político no es solo debilitamiento. Milei, enfrentado a la falta de entusiasmo en su cierre de campaña —con un acto oficialista al que asistieron apenas 3.000 personas— aprovechó para posicionarse y defender su agenda, aun defendiendo a su hermana frente a las acusaciones. Su narrativa es firme: “no retrocederemos ni un milímetro” y “profundizaremos y aceleraremos” las reformas. En paralelo, voces del mundo financiero internacional, como JPMorgan, Morgan Stanley y Citi, todavía vislumbran oportunidades en los activos argentinos si Milei logra evitar más tropiezos políticos e incluso recomiendan aprovechar las valuaciones descontadas.
La clave ahora estará en otoño: se profundiza el nerviosismo político y económico mientras el gobierno debe demostrar que puede sostener la inflación descendente —resultado de medidas de shock económico— sin caer en caos financiero. Según el histórico recorte del déficit fiscal, la drástica desregulación estatal y la reducción de la emisión monetaria, apuntan a estabilizar el dólar y recuperar reservas. No obstante, este fuerte ajuste ha castigado el empleo, el consumo y amplió la pobreza e indigencia durante 2024, mientras que ya en 2025 la recuperación es parcial: el mercado laboral sigue débil y la desigualdad se acentúa.
En definitiva, Milei enfrenta un reto doble: por un lado, restaurar la confianza de los mercados y continuar su programa liberal; por otro, reconstruir consenso político que hoy parece fragmentado y amenazar su ambiciosa hoja de ruta. Sus próximos movimientos en política cambiaria, estabilidad de precios y reordenamiento institucional serán determinantes. Si logra dar señales claras y efectivas, este puede ser el renacimiento de su proyecto. Si no, esta derrota provincial podría marcar el principio del fin antes de las legislativas de octubre.