En la recta final hacia las elecciones provinciales en la provincia de Buenos Aires, la semana que se avecina se proyecta como un período de alta volatilidad financiera y política, donde cada movimiento en el tablero electoral podría desencadenar respuestas inmediatas en los mercados argentinos. La combinación de escándalos, tensión política y medidas económicas restrictivas ha encendido todas las alertas, dejando a inversores y analistas en modo “esperar y ver”. Para el oficialismo liderado por Javier Milei, el desafío es claro: un buen desempeño en los comicios podría actuar como bálsamo, mientras que cualquier tropiezo electoral podría profundizar la turbulencia en plazas financieras ya agrietadas.
El Banco Central ha intensificado su política monetaria, aumentando los encajes remunerados y permitiendo que los bancos los cubran con títulos del Tesoro con plazos mínimos de 60 días —un ajuste de caja que busca contener una liquidez que amenaza con desbordarse. Aunque estas medidas apuntan a estabilizar el sistema, los mercados locales han respondido con caídas en el índice S&P Merval y los bonos, junto a un alza en el riesgo país y la volatilidad cambiaria. El Tesoro, por su parte, apuesta a renovar vencimientos por 7,7 billones de pesos sin necesidad de recurrir a emisión monetaria —un alivio técnico, aunque insuficiente frente a la tensión política.
El contexto político, por su parte, no da tregua. A solo días del voto, Milei vivido incidentes de fuerte confrontación: durante una caravana electoral en Lomas de Zamora fue evacuado tras el lanzamiento de piedras y objetos contra su vehículo, en medio de manifestaciones que claman por causas de corrupción vinculadas a la compra de medicamentos en la Agencia Nacional de Discapacidad y apuntan a su entorno familiar. El gobierno descargó la responsabilidad en el kirchnerismo, avivando aún más el clima de polarización en el tramo decisivo de la contienda .
La repercusión en los mercados no tardó en llegar. Tras el derrumbe inicial, la plaza financiera –aunque sigue en tensión– mostró signos de recuperación: el Merval se recuperó un 2,5 %, el peso se apreció, y el Tesoro logró refinanciar más del 114 % de los vencimientos de deuda interna, sin descuidar el rigor fiscal con tasas de interés en torno al 60 % anual . Aun así, los riesgos persisten: el entorno técnico del mercado sigue siendo frágil y la incertidumbre política permanece como telón de fondo.
A nivel más amplio, los inversores argentinos arrancaron el segundo semestre de 2025 con cautela. La proximidad de las elecciones legislativas de octubre, combinada con el fin del régimen extraordinario de retenciones al agro, influye en la dinámica cambiaria: el peso acusa presiones, los futuros cotizan al alza y el Gobierno intenta contener la crisis mientras acumula señales de riesgo electoral. El mercado también anticipa que, una vez superada la etapa electoral, los instrumentos en pesos podrían reposicionarse y las tasas caerían gradualmente, recuperando la demanda interna. Sin embargo, todo depende de que el oficialismo evite un traspié en Buenos Aires y pueda reafirmar su hoja de ruta liberal.
En resumen, esta semana marca un punto de inflexión. Si el oficialismo logra un resultado sólido, es probable que el mercado interprete un respaldo tácito a la continuidad de las políticas de austeridad, equilibrio fiscal y ajuste, lo que podría moderar la volatilidad y aliviar la presión cambiaria e inflacionaria. Por el contrario, un retroceso o resultados adversos profundizarán el nerviosismo, elevando el riesgo país y derrumbando todavía más el índice accionario.