En las últimas horas, el presidente electo Javier Milei, dijo que se avecinan meses de estanflación para la Argentina. Cabe destacar que esto no es algo nuevo para nuestro país, ya que nos encontramos en esa situación desde hace más de 10 años. La estanflación en un país implica la combinación de inflación y estancamiento económico. Este fenómeno combina ambos términos, los cuales, al manifestarse al mismo tiempo, generan graves perjuicios para la actividad económica.

En otros términos, no vamos a experimentar nada distinto, pero si es importante entender el fenómeno para tomar real magnitud del problema al que nos enfrentamos en el futuro.

Por un lado, la desaceleración económica, el elevado índice de desempleo y la inflación elevada son señales distintivas de la estanflación. La falta de dinamismo en la economía se acompaña de un aumento constante de los precios. Este incremento empobrece principalmente a los estratos sociales medios y bajos.

Hasta mediados de los años sesenta, se creía que el estancamiento económico y la inflación eran incompatibles entre sí.

Cuando había estancamiento económico, generalmente no había inflación, e incluso podría haber deflación.

Viceversa, cuando había inflación elevada, normalmente iba acompañada de un fuerte crecimiento económico.

La estanflación, por lo tanto, fue un fenómeno extraordinario al combinar ambos inconvenientes al mismo tiempo: estancamiento e inflación.

Según especialistas la estanflación es un fenómeno típico de las economías mixtas debido a diversos factores, donde las sociedades generan mecanismos institucionales como subsidios de desempleo, salarios mínimos, segmentación del mercado laboral, entre otros, que hacen que la economía reaccione de manera diferente a la teoría.

Los programas económicos más exitosos para combatir este fenómeno incluyen la flexibilidad laboral, una fiscalidad empresarial motivadora, una distribución comercial menos rígida e intervenida, la defensa de la competencia y una educación y formación vinculadas al aparato productivo, entre otras medidas macroeconómicas.

Medidas que pueden ser tomadas para combatir la estanflación

Política Monetaria

Control de la oferta de dinero: El banco central puede ajustar la cantidad de dinero en circulación para controlar la inflación. Reducir la oferta de dinero puede ayudar a frenar la inflación.

Tasas de interés: Ajustar las tasas de interés puede influir en la inversión y el gasto. Subir las tasas puede desalentar el gasto y controlar la inflación.

Política Fiscal

Ajustes en el gasto público: Reducir el gasto del estado puede ayudar a controlar la inflación. Sin embargo, esto debe hacerse cuidadosamente para no dañar la actividad económica.

Reformas fiscales: Mejorar la eficiencia del sistema tributario y reducir el déficit fiscal pueden tener impactos positivos.

Reformas Estructurales

Mercado laboral: Mejorar la flexibilidad del mercado laboral puede ayudar a reducir la tasa de desempleo, un componente clave de la estanflación.

Reformas en el sector empresarial: Reducir la burocracia y mejorar el entorno empresarial puede fomentar la inversión y el crecimiento económico.

Políticas para la Oferta y la Demanda

Estímulo a la producción: Implementar políticas que fomenten la producción y la eficiencia puede contribuir a reducir la estanflación.

Políticas para mejorar la productividad: Invertir en educación, tecnología e infraestructura puede mejorar la productividad a largo plazo.

Comercio Internacional

Políticas de comercio exterior: Participar en el comercio internacional de manera eficiente puede contribuir al crecimiento económico y ayudar a controlar la inflación.

Es importante señalar que las estrategias pueden variar según las circunstancias económicas y políticas del país en cuestión. Además, lo ideal es que este tipo de medidas, se implementen de manera coordinada y cuidadosa para evitar acrecentar los problemas economicos e inflacionarios ya existentes.