El martes pasado, Intel Corporation anunció una pérdida en su división de fabricación que generó
preocupación en el mercado, especialmente debido a que en los últimos años ha perdido terreno frente
a Taiwán Semiconductor Manufacturing Company (TSMC).
En concreto, la empresa estadounidense informó que su unidad de fabricación registró una pérdida
operativa de USD 7.000 millones en 2023, superando la pérdida de USD 5.200 millones en 2022.
Además, los ingresos de esta unidad fueron de USD 18.900 millones en el año, un 31% menos que los
USD 27.500 millones del año anterior.
Durante una presentación para inversores, Pat Gelsinger, CEO de Intel, mencionó que 2024 sería el año
con mayores pérdidas operativas para la división de fabricación de chips. También anticipó que la
situación podría estabilizarse recién en 2027.
Según Gelsinger, la división enfrentó desafíos debido a decisiones erróneas, como la oposición al uso
de equipos de ultravioleta extremo (EUV) de la empresa holandesa ASML. Aunque estos equipos tienen
un costo de más de USD 150 millones, son más eficientes que las herramientas anteriores para el
desarrollo de chips.
Como resultado de estas medidas, Intel subcontrató alrededor del 30% de su producción a fabricantes
externos como TSMC. El objetivo es reducir esta cifra al 20% o menos.
Gelsinger expresó: “Con la implementación de EUV, ahora somos más competitivos en términos de
precio y rendimiento, y recuperaremos nuestro liderazgo. Antes de EUV, teníamos costos elevados y no
éramos competitivos”.
Para recuperarse, Intel planea invertir más de USD 100.000 millones en la construcción y expansión de
fábricas de chips en cuatro estados de EE. UU. También informará los resultados de su división de
fabricación de manera independiente como parte de este proyecto.