Fin del cepo minorista: más dólares en el sistema, pero menor presión compradora

14 mayo, 2025

Tras años de restricciones cambiarias que limitaron severamente el acceso al dólar oficial, el gobierno nacional decidió a mediados de abril flexibilizar el mercado para individuos. A partir del 14 de abril de 2025, los argentinos quedaron habilitados a comprar libremente dólares en bancos y casas de cambio, sin el tope mensual de 200 dólares que regía desde 2019 y sin los impuestos PAIS ni percepciones de ganancias y bienes personales que encarecían la operación. Esta modificación excluye, sin embargo, los consumos con tarjeta en el exterior y los gastos turísticos, que aún conservan ciertas cargas impositivas.

La primera reacción del mercado fue inmediata. En los días posteriores al anuncio, las operaciones de compra de divisas en entidades bancarias se multiplicaron. Bancos de primera línea reportaron un aumento notable en la demanda, alcanzando montos cercanos a los 50 millones de dólares diarios, muy por encima del promedio habitual previo, que oscilaba entre 15 y 20 millones diarios. Este pico inicial, sin embargo, no se sostuvo: la presión compradora fue disminuyendo con el correr de las semanas.

Al cierre del primer mes desde la apertura del mercado, la demanda minorista mostró signos de estabilización, acompañada por un fuerte incremento en los depósitos en dólares dentro del sistema bancario. Las cajas de ahorro en moneda extranjera, que habían registrado caídas o estancamientos durante los períodos de mayor incertidumbre, comenzaron a captar nuevamente fondos. Esto sugiere que, frente a un escenario más previsible y sin sobrecostos impositivos, los ahorristas prefieren canalizar sus dólares por vías formales, antes que recurrir al mercado informal o dejarlos “bajo el colchón”.

Los datos recopilados por el Banco Central reflejan esta tendencia. Si bien no se observa una explosión en las compras de dólares para atesoramiento, sí se destaca una mejora en la confianza de los depositantes, que optan por mantener sus divisas en el sistema. Este comportamiento representa un alivio para las autoridades monetarias, ya que reduce el riesgo de dolarización abrupta y fomenta la formalización de las tenencias en moneda extranjera.

El ministro de Economía, Luis Caputo, había señalado días antes del levantamiento del cepo minorista que el sistema financiero no mostraba signos de una expansión monetaria que habilitara un salto cambiario. Según el funcionario, los pesos disponibles no eran suficientes para provocar una corrida, y los resultados parecen darle la razón: no solo no se disparó la cotización del dólar oficial, sino que la brecha con los tipos de cambio paralelos tendió a reducirse en las últimas semanas.

En este contexto, la apertura cambiaria representa un paso más en el proceso de normalización del mercado financiero argentino. Si bien aún persisten limitaciones para los consumos fuera del país, la habilitación para comprar divisas sin tope ni impuestos en el mercado formal implica una señal de confianza del gobierno hacia los ciudadanos y un intento por reducir la demanda en los segmentos informales, como el dólar blue o los mecanismos bursátiles (MEP y CCL).

A mediano plazo, el desafío estará en sostener esta estabilidad y evitar reversiones. El volumen de operaciones podría incrementarse si mejora el poder adquisitivo o si se recupera la confianza en la moneda local. Pero por ahora, el balance es prudente: más dólares ingresando al sistema bancario, menor tensión sobre la demanda, y una sensación de mayor previsibilidad para los actores del mercado.

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