La inflación de Brasil volvió a recalentarse en el último mes, lo que le pone presión al banco central que
busca controlar los precios de la economía real sin causar una recesión.
Datos oficiales publicados este viernes mostraron que la inflación creció un 4,5% interanual en julio,
frente a una estimación del 4,47% de los analistas. En el mes, la inflación fue del 0,38%.
Los principales factores que contribuyeron a la inflación durante el periodo incluyeron los costos de
transporte, que subieron un 1,82%, impulsados por un aumento en las tarifas aéreas y una gasolina más
cara; y un aumento del 0,77% en los precios de la vivienda por el incremento de las tarifas de los
servicios públicos.
Por otra parte, los precios de alimentos y bebidas, que molestaron a los consumidores durante gran
parte del año, cayeron un 1% en el mes, según la agencia de estadísticas del país.
Tras darse a conocer la inflación, las tasas de swap del contrato con vencimiento en enero de 2026, un
indicador del sentimiento del mercado hacia la política monetaria a finales del próximo año, subieron 12
puntos básicos.
Las autoridades de Brasil están manteniendo la tasa Selic de referencia en dos dígitos para hacerles
frente a los precios de la economía, ya que se cree que la inflación estará por encima del objetivo del
3% al menos hasta 2027.
En este contexto, Gabriel Galipolo, uno de los directores del Banco Central de Brasil, detalló el jueves
por la noche que el organismo hará lo necesario para controlar los aumentos del costo de vida, dando a
entender que las tasas de interés podrían mantenerse altas por mucho tiempo.