Argentina enfrenta un dilema económico valuado en 12.000 millones de dólares: ¿cómo abordar los subsidios energéticos que el Estado otorga para mantener bajos los precios a los usuarios? Esta medida, popular pero onerosa para las arcas públicas, se vuelve crucial en el balotaje entre Sergio Massa, actual ministro de Economía y candidato del oficialismo, y Javier Milei, representante de la oposición y defensor del liberalismo, quien aboga por un drástico recorte del gasto estatal.

Los subsidios, que limitan las facturas de gas y electricidad al 15% del costo real, desempeñan un papel fundamental en la contienda electoral. Milei propone reducir todos los subsidios, aunque reconoce la necesidad de hacerlo gradualmente para permitir la recuperación económica. Massa, por su parte, asegura que mantendrá bajos los costos energéticos, pero busca recortar el gasto estatal para eliminar el déficit fiscal.

Esta situación se presenta como un delicado acto de equilibrio. Por un lado, la inflación proyectada alcanza el 185% al final del año, generando malestar entre los votantes debido al constante aumento de los precios, que ha sumido al 40% de la población en la pobreza. Los subsidios actúan como un paliativo en este contexto.

No obstante, Argentina enfrenta desafíos financieros considerables, con reservas netas de divisas en números rojos y tensiones con el FMI, bonistas y China. El próximo Gobierno deberá ordenar urgentemente sus finanzas.

Emilio Apud, exsecretario de Energía y exdirector de la petrolera estatal YPF, señala que revertir esta situación es un desafío, resultado de dos décadas de intervencionismo estatal. Reconoce que aumentar las tarifas de energía es una medida impopular, pero subraya su necesidad para evitar un crecimiento descontrolado de la inflación.

Economistas y analistas energéticos coinciden en que Argentina, con grandes reservas de gas y petróleo en Vaca Muerta, debe recortar los subsidios que el año pasado representaron el 2% del PIB, según datos de Aleph Energy. Estos subsidios, que en 2022 alcanzaron los 12.400 millones de dólares y superan los 8.000 millones hasta septiembre de este año, alimentan la inflación al financiarse mediante emisión monetaria del banco central, según Daniel Dreizzen, director de Aleph y exsecretario de planificación energética.