El lado B de la deflación

22 septiembre, 2022

Desde el mes de agosto se viene escuchando que, en el vecino país de Brasil, la inflación ha dejado de ser problema. Sus índices inflacionarios no sólo no aumentan, sino que además se encuentran en un decline constante. Tal es así que desde hace dos meses consecutivos se registró una deflación en dicho país.

Ahora bien, ¿qué entendemos por deflación? Desde la teoría económica, podemos decir que la deflación es la contracción de la oferta monetaria, lo que acarrea una disminución de los precios, el aumento del valor de dicha moneda y por consecuencia su poder adquisitivo.

En contraposición al concepto de inflación, la deflación es “la disminución sostenida y generalizada del nivel de precios”. Lo que sucede en una deflación es que los precios bajan y con el dinero que tenemos disponible, podemos comprar más productos que antes. 

Desde nuestra perspectiva como argentinos y teniendo en cuenta los años que venimos “luchando” para bajar nuestros niveles de inflación puede sonar como positivo, pero no termina siéndolo del todo.

La deflación puede ser peligrosa, porque genera un círculo vicioso de disminución de precios y hace que el consumo de la economía se estanque. Veamos que ocurre en un contexto deflacionario:

Las empresas disminuyen la producción porque hay menos consumo (los individuos posponen el mismo) y, por tanto, se ven obligados a despedir trabajadores. Esto produce a su vez menos consumo y otra vez un exceso de oferta, que provoca que vuelvan a bajar los precios. Esto es lo que se conoce como espiral deflacionista y, la consecuencia directa, es la recesión de una economía. 

Por esa razón los bancos centrales de todo el mundo se marcan como objetivo la estabilidad de precios, buscando una inflación en torno al 2% y tratando que la misma nunca sea negativa.

Existen dos causas posibles para generar deflación: una es la demanda reducida de bienes y servicios; la otra la sobre oferta de los mismos, que hace que el mercado no logre absorberlos y derive en la bajada de precios.

Como consecuencias deflacionarias, podemos reconocer cuatro como las más importantes:

  1. Desincentiva el consumo: El consumidor considera que es mejor esperar que comprar, ya que los precios disminuyen a lo largo del tiempo. 
  2. Aumenta el ahorro: Es causado porque el dinero ahorrado tendrá mayor valor en el futuro que en el presente.
  3. Se incrementa el valor real de la deuda: Cuando el valor del dinero se incrementa, se incrementa el valor real de la deuda.
  4. Aumenta el desempleo: Esto se debe a una reducción de los ingresos de las empresas.

Ahora bien, no sólo Brasil en estos últimos meses presentó tasas deflacionarias de precios. A lo largo de la historia, diversos países tuvieron que lidiar con la disminución constante en el nivel de precios. Un caso llamativo fue el de Japón en la década de los ’90.

Gráfico 1. El caso de Japón y la deflación (1998-2013)

La deflación en Japón. Otros casos: España, Alemania, EEUU - El Captor

Fuente: Blog El Captor

Desde finales de la década del ‘90 hasta 2013, Japón presento deflaciones anuales que, en algunos casos, fueron más profundas que en otros. El principal factor con el que debió luchar el pueblo japonés a la hora de controlar este fenómeno, fue su propia cultura. Japón es un país con una población muy envejecida, conservadora y con una mentalidad de ahorro muy importante.

Por ende, sus gobernantes tuvieron que tomar medidas para salir de este espiral deflacionario en el que se encontraban inmersos. La salida fue disminuir el valor del dinero en circulación ¿Cómo se logra esto? Colocando más dinero en la misma circulación, complementando esto con la disminución de las tasas de interés, lo cual incentiva el crédito de consumo y de inversión, reactivando de esta forma la demanda.

Nicolas Valenzuela, asesor financiero de RG Inversiones

Agustina Huespe, Lic en Economía


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